Me dices que sea realista,
que olvide mis fantasías. Durante un instante pienso que quizá tengas razón en
tu consejo.
En ese instante dudo de
mis principios y creencias. Es así porque me haces dudar con tu vehemencia.
Pero lo cierto es que no
creo que
la realidad sea mejor que la fantasía.
¿Por qué? Me preguntas tú que vives una realidad irreductible, sólo
agrietada a veces por algunas vivencias que, en ciertas
ocasiones, esas en las que estás conmigo, te permiten tener la ilusión de vivir una fantasía.
Ten en cuenta que la
alfalfa diaria sujeta, aún más que una cadena, a Pegaso al suelo, impidiéndole
volar entre las nubes, haciéndole cada día más Rocinante.
Deja a tu imaginación que
vuele libremente sobre la realidad y te muestre nuevas perspectivas de tu vida
enseñándote caminos que existen solo para ti.
¡Fantasea!