Abrid las ventanas y animad a las moscas a que mueran en
libertad.
No os desesperéis con ellas, no tienen “seso”.
Convencedlas de que
un poco de comida, por muy cómodo que sea conseguirla, no justifica una vida
sin salir de una habitación.
Decidles que fuera esperan el sol y el verano.
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