Entre palabras muertas y desfallecidas busco la que he
perdido, no la recuerdo, no soy capaz siquiera de entrepensarla, de entreverla.
Busco y, entre una que es ternura y otra que es siempre, veo la esquina de una
que es am, ¿am qué?, intento moverlas y se mezclan. No quiero perderla de
vista, se la ve sin fuerzas, a punto de rendirse al silencio, a la muerte, sigo
revolviendo, veo la otra esquina que es r. Casi la recuerdo, la tengo en la
punta de los dedos, en los extremos de las neuronas. Se me escapa, la pierdo,
la olvido. Hundo la mano rompiendo algunas, al fin y al cabo están muertas o
moribundas. La alcanzo, la levanto, la miro... amor. No entiendo, no sé qué es
eso, no sería lo que buscaba... ¿qué es lo que buscaba ahí, en ese cementerio
de palabras?
Voy donde están vivas, allí podré cogerlas palpitantes, actuales, llenando todo. Si, aquí están, radiantes. Como brilla esa, que viva se la ve. Soledad. Es fuerte y encabeza y guía a las demás que le son afines…
Voy donde están vivas, allí podré cogerlas palpitantes, actuales, llenando todo. Si, aquí están, radiantes. Como brilla esa, que viva se la ve. Soledad. Es fuerte y encabeza y guía a las demás que le son afines…