Las antes confortables paredes
que me rodaban y protegían se han enfadado conmigo y han empezado a encogerse y
estirarse, encogerse y estirarse, dejando cada vez menos espacio para mí.
He intentado resistirme a ellas
pero son mucho más fuertes que yo y me han empujado por una especie de pasadizo
angosto del que, poco a poco, empujado todavía por ellas, voy saliendo a un
lugar inhóspito, frío, seco, luminoso hasta hacer daño.
¿Cómo podré sobrevivir ahí?
- Alicia, ha tenido usted una niña. Es una niña monísima, debe pesar unos tres kilos. Para ser una recién nacida tiene un gesto adusto y firme, como si dijese: Aquí estoy, a ver qué pasa.