Pesan las horas como siglos y
casi no puedo levantarlas para buscarte en los rincones de mi cerebro gastado
por el roce de tu ausencia que es lija que lo erosiona y deja liso, blanco,
limpio…
La presión de tu recuerdo hace
que de nuevo circunvolucione, arrugue, cree rincones, espacios plegados que me llevan
a través del tiempo a momentos que éramos/estábamos y se hacen más ligeros los
siglos y creo que puedo llegar a ti, más próxima cuanto más te recuerdo/imagino.
Dejo caer unos siglos y ayudo a mi
deseo a catalizar tu imagen, solidificándola en mis brazos.
Saboreo tu olor al besarla.