viernes, 12 de junio de 2009

Recuerdo...


El sol caía,
mientras maduraba la tarde,
dejando nuestras sombras
apoyarse en la arena.
El mar las mojó y
un escalofrío muy suave,
apenas imperceptible,
te acercó a mí.
Mi brazo
rodeó tu cintura,
mi mano
se apoyó en tu cadera.
En aquel instante
sentimos la materia:
única;
la energía también.