martes, 24 de julio de 2018

Resuelvo pensarte.


Resuelvo pensarte. Seccionas mi estado. Guardo el calor antes de que escape por las incisiones. Antes de inoperar mis conexiones gestionas los ángulos de mi espacio. Levanto líneas que rompan el bloqueo de los coágulos que esconden los resultados que obtienes.

Visten de negro los dardos del sol, escuecen sus rasgaduras. Membresías de los dulces chapoteos ven, inactivas, los borlones de algodón mojado que sobrepasan los días de color dorado mientras urdes tramas que filtran los años de Iromio, que es un elemento que no existe, y rumian los patos la hierba que ramonean en el fondo de los estanques mientras los emisarios no dan abasto para tragar el agua.

Parsean toda la información de mis neuronas pero con ello no podrán evitarlo: Arrancarás los trozos de fantasía de mis ojos, en los que reflejo tus sentimientos, intentando federar las sensaciones de la piel, coser labios con palabras punzantes.

Deflexión

Expandir filamentos tendrá influencia o no en las bandas que te hacen permeable a et y and o cualquier otra conjunción.

Astrágalo que por azar resuelve los términos vejatorios para los natos que buscan rinconeras donde descansar de las asambleas de descargas eléctricas que producen hastío a los jijas que resisten el viento del olvido.

Mechas de color en el negro de sus odios. Eres.

viernes, 13 de julio de 2018

Pesan las horas como siglos.


Pesan las horas como siglos y casi no puedo levantarlas para buscarte en los rincones de mi cerebro gastado por el roce de tu ausencia que es lija que lo erosiona y deja liso, blanco, limpio…

La presión de tu recuerdo hace que de nuevo circunvolucione, arrugue, cree rincones, espacios plegados que me llevan a través del tiempo a momentos que éramos/estábamos y se hacen más ligeros los siglos y creo que puedo llegar a ti, más próxima cuanto más te recuerdo/imagino.

Dejo caer unos siglos y ayudo a mi deseo a catalizar tu imagen, solidificándola en mis brazos.

Saboreo tu olor al besarla.

martes, 26 de junio de 2018

El tiempo. El viento.


El tiempo en su transcurrir es viento empujando los barcos que navegan por él. Si es al atardecer, sopla hacia el último puerto.

Algunos ciñen ese viento y se alejan algo para luego, irremisiblemente, volver en dirección al puerto. Otros sin resistir su empuje llegan a él.

Todos los que llegan, atracan en los muelles y, solitarios, esperan ser sacados al astillero para luego, allí varados, ser desguazados.

Cuando sintamos el tiempo empujar con fuerza, esquivémoslo. Anclemos en la isla que somos estando juntos, a refugio de su transcurrir dejemos de ser barcos y no llegaremos a puerto.

viernes, 25 de mayo de 2018

Al fin y al cabo somos humanos.

No sueltes la cuerda, estoy al otro lado sujetándola. Aunque a veces me falten las ganas nunca me fallan las fuerzas.

Tras un paréntesis demasiado largo reaparezco.

Las últimas lluvias han surtido efecto.