martes, 26 de junio de 2018

El tiempo. El viento.


El tiempo en su transcurrir es viento empujando los barcos que navegan por él. Si es al atardecer, sopla hacia el último puerto.

Algunos ciñen ese viento y se alejan algo para luego, irremisiblemente, volver en dirección al puerto. Otros sin resistir su empuje llegan a él.

Todos los que llegan, atracan en los muelles y, solitarios, esperan ser sacados al astillero para luego, allí varados, ser desguazados.

Cuando sintamos el tiempo empujar con fuerza, esquivémoslo. Anclemos en la isla que somos estando juntos, a refugio de su transcurrir dejemos de ser barcos y no llegaremos a puerto.