miércoles, 9 de marzo de 2016

Cuidado con los reflejos. Pueden procurar conocimiento.


En el reflejo de este perro, devuelto por un escaparate de la calle Fuencarral, un movimiento apenas percibido ha delatado la existencia del lobo que fui.
Dudando de lo que he visto me paro, frente a otro escaparate, a mirarme en detalle.
Inmóvil, frente al cristal, sorteado por los perros y ovejas que pasan, me busco en el reflejo.
No veo el camuflaje, en su momento por mi construido, para que los pastores me aceptasen. ¡Soy un perro!