miércoles, 30 de mayo de 2007

EL CUÉLEBRE DE LA MONTAÑA.


Hay dos clases de Cuélebre. El de la mar, que es el más conocido, muy grande y con aletas que parecen alas de murciélago que le sirven para salir del agua a devorar a los marineros caídos de los barcos y el de la montaña que es menos conocido pero no por ello menos malo.

Dicen los vaqueiros y montañeses que el Cuélebre es el peor bicho que puede haber en los montes de una aldea, y no porque mate a las vacas, que no lo hace, si no porque deja sin hombres a la aldea.
El Cuélebre es un bicho que tiene un cuerpo de serpiente grande grande y unos pechos de buena moza, redondos y duros como manzanas.

El Cuélebre está por el monte acechando, esperando que algún hombre al que se le ha hecho tarde con las vacas o talando un árbol o en las labores de la tierra o buscando un animal perdido o por cualquier otra causa, se quede a hacer noche en el monte.

El Cuélebre no es ni macho ni hembra y para tener otros cuélebres, que es la razón de ser de todos los animales en este mundo, tiene que ser con la semilla de un hombre. No se le puede culpar de buscarlos pues no lo hace con mala intención, sólo quiere procrear. Por eso el Cuélebre acecha al vaqueiro que se queda en el monte y cuando le ve profundamente dormido se desliza a su lado, pegándose a él, rozándole con los pechos que tiene, siseándole al oído. Los hombres a los que les ha pasado esto, y lo recuerdan, dicen que tiene un olor que aturde y “te hace olvidar todo lo del mundo”.
Decíamos que se pega al hombre, el cual al sentir los pechos, aturdido y atraído por su olor, casi sin saber lo que hace, lo goza como a una mujer dejando su semilla en él. Una vez conseguido lo que buscaba, el Cuélebre se desliza de su lado y se marcha dejando dormido al vaqueiro que al despertar casi no recuerda nada.

Si acabase así, la historia no tendría mayor importancia, pero la maldición del Cuélebre es que los hombres que le han gozado ya nunca son capaces de sentir lo mismo con su mujer lo que les lleva a buscarlo en otras mujeres, abandonando su casa, y al no encontrar ese goce en ninguna, hasta a buscar al Cuélebre por el monte perdiéndose en él.

El Cuélebre es el peor bicho que puede haber en los montes de una aldea. Por eso las vaqueiras y los vaqueiros cuando ven una bicha la matan no sea la cría de un Cuélebre, “que de chiquininas son todas iguales”.

jueves, 24 de mayo de 2007

Niebla


La niebla,
perezosa,
quiere dormir pegada a la tierra.
Se sujeta a los árboles
y me veo en ella cuando despierto a tu lado
sintiendo mis raíces crecer en tu carne,
correr mi sangre en tus venas,
respirar tu aire en mi boca,
susurrar tu nombre,
quedo,
como los sonidos que se apagan
en la niebla de esta mañana.

martes, 8 de mayo de 2007

… sin llegar a ser vistos.






Duermen en la materia y apenas despiertan a nuestro paso para observar sin ser vistos… sin llegar a ser vistos.

Pero basta dejarse llevar por el olor del aire, por el sonido de la arena o el color de la materia para, de pronto, verlos sin llegar a ser vistos.







Soria, Abril-Mayo.