martes, 4 de agosto de 2015

Cuando no estás


Cierro los ojos y me pierdo en el tiempo posible, imaginario, de mi pensamiento.

El real, arremolinándose confinado entre muros de relojes fundidos, hacinado, confundidas sus manecillas en minutos ajenos, con hambre feroz, enconado y despiadado, me arranca del mío a mordiscos, devora mis párpados e inexorable hace que vea horas extrañas, recelosas, aviesas; turba que en tropel son barahúnda que me lleva al abismo de no ser contigo.