- Hola.
- Hola.
- ¿Qué tal estás?
- Bien. ¿Y tú qué tal?
- ¿Yo? Como agua inútil que se estrella en mentiras que lo son por calladas, agua que no quita la sed ni moja.
Sin rasurar las horas que no tengo me tratúan mentiras a la velocidad del sonido en la piel erizada mientras escribo tirado entre días sobre la incomodidad de de no saber donde soy hasta que un viento rosa anaranjado arrastrado sobre azul me recuerda el compromiso que firmé bajo una palmera al rozar la comisura de tus labios.
Algunas mañanas, cuando paseo a los perros por la avenida bajo los árboles, veo a una señora mayor, quizá ochenta y cinco años, que, arreglada y con su bolso colgando del brazo izquierdo, pregunta a toda persona que se cruza con ella, apoyando su mano derecha en el brazo de a quien pregunta, dónde está la boca de metro más cercana.
Me extrañó que preguntará lo mismo y tantas veces. Llegué a pensar que tenía algún problema propio de su edad por deterioro de su cerebro hasta que me decidí a preguntarle si deseaba que la acompañase a la bocas de metro o a algún sitio por si estaba perdida.
No, muchas gracias, no se preocupe estoy bien, no estoy perdida estoy existiendo.
Paro a las personas con las que me cruzo y las toco, al tiempo que pregunto, para obligarles a que me miren cuando me contestan, de este modo me perciben y hacen que exista.
Desde que mi Antonio murió, como no tengo familia ni amigos, paso mucho tiempo sola y terngo miedo de que en una soledad de esas, algo más larga, deje de existir.
La noche no me acoge.
Te mueves por mis ojos
como una estrella guía.
Insomne voy tras de ti.
Hay cosas, ideas, reflexiones, que a fuerza de darles vueltas acaban enquistándose y entonces se convierten en esa pequeña verruga con la que siempre tropezamos al afeitarnos o en esa uña que se incrusta y duele en los momentos menos oportunos. Para mí, una forma de extirpar o al menos reducir al máximo esos ‘quistes’, a veces se consigue y a veces no, es escribiéndolos, plasmándolos en el papel, convirtiéndolos en un ejercicio sobre el que se puede corregir, dar forma y de este modo, repitiendo la lectura y reescribiendo, hacerlos banales…
aunque no siempre lo consiga.